Viajes como poeta
En el año 1882 se encontraba en el pis de El Salvador donde fue recibido por el presidente Zaldivar. En este elocuente episodio de su vida se ven las aspiraciones burguesas las cuales son muy fruatradas y se ven muy difisiles de alcanzar en su viaje en Chile en donde establece relaciones amistosas con el presidente Balmaceda y con su hijo Pedro Balmaceda. Publica en Chile, a partir de octubre de 1886, Abrojos, poemas que dan cuenta de su triste estado de poeta pobre e incomprendido, y ni siquiera un fugaz amor vivido con una tal Domitila consigue enjugar su dolor.
Pero es en el año 1888 en España donde el poeta por medio de su libro azul es reconocido por su autentica valia. En la misma España el poeta desembarcó en La Coruña el 1 de agosto de 1892 precedido de una celebridad que le permitirá establecer inmediatas relaciones con las principales figuras de la política y la literatura españolas.
Al comenzar el siglo viaja a Paris y tras haber ejercido de cónsul de Colombia en Buenos Aires y haber residido allí desde 1893 a 1898, así como tras haber adoptado Madrid como su segunda residencia desde que llegara, ese último año, a la capital española enviado por el periódico La Nación. Se inicia entonces para él una etapa de viajes entusiastas Italia, Inglaterra, Bélgica, Barcelona, Mallorca... y es acaso entonces cuando escribe sus libros más valiosos: Cantos de vida y esperanza (1905), El canto errante (1907), El poema de otoño (1910), El oro de Mallorca (1913). Pero debe viajar a Mallorca para restaurar su deteriorada salud. En 1916 poco despues de regresar a Nicaragua, su pais natal, fallece.
En el año 1882 se encontraba en el pis de El Salvador donde fue recibido por el presidente Zaldivar. En este elocuente episodio de su vida se ven las aspiraciones burguesas las cuales son muy fruatradas y se ven muy difisiles de alcanzar en su viaje en Chile en donde establece relaciones amistosas con el presidente Balmaceda y con su hijo Pedro Balmaceda. Publica en Chile, a partir de octubre de 1886, Abrojos, poemas que dan cuenta de su triste estado de poeta pobre e incomprendido, y ni siquiera un fugaz amor vivido con una tal Domitila consigue enjugar su dolor.
Pero es en el año 1888 en España donde el poeta por medio de su libro azul es reconocido por su autentica valia. En la misma España el poeta desembarcó en La Coruña el 1 de agosto de 1892 precedido de una celebridad que le permitirá establecer inmediatas relaciones con las principales figuras de la política y la literatura españolas.
Al comenzar el siglo viaja a Paris y tras haber ejercido de cónsul de Colombia en Buenos Aires y haber residido allí desde 1893 a 1898, así como tras haber adoptado Madrid como su segunda residencia desde que llegara, ese último año, a la capital española enviado por el periódico La Nación. Se inicia entonces para él una etapa de viajes entusiastas Italia, Inglaterra, Bélgica, Barcelona, Mallorca... y es acaso entonces cuando escribe sus libros más valiosos: Cantos de vida y esperanza (1905), El canto errante (1907), El poema de otoño (1910), El oro de Mallorca (1913). Pero debe viajar a Mallorca para restaurar su deteriorada salud. En 1916 poco despues de regresar a Nicaragua, su pais natal, fallece.
Vida nupcial
Ruben Dario fue un poeta enamorado, pero a pesar de su carisma de bohemio, nunca encontro a su gran amor. Desde joven su corazón se orientaron irresistiblemente hacia la esbelta muchacha de ojos verdes llamada Rosario Emelina Murillo, en el catálogo de sus pasiones había anotado a una "lejana prima, rubia, bastante bella", tal vez Isabel Swan, y a la trapecista Hortensia Buislay. Ninguna de ellas, sin embargo, le procuraría tantos quebraderos de cabeza como Rosario.
El 12 de Enero de 1890 Rubén contrajo matrimonio con una mujer con la que compartía aficiones literarias, Rafaela Contreras, pero su felicidad se ve ensombrecida por la súbita muerte de su esposa, acaecida el 23 de enero de 1893.
Es en el año 1893 cuando en estado de ebriedad contrae matrimonio obligatoriamente con la joven de sus ilusiones pasadas, Rosario Emelina Murillo, quien le hizo víctima de uno de los más truculentos episodios de su vida en complicidad de su hermano y la que luego recibe las llaves de una ciudad norteamericana en el estado de Ohio. Naturalmente, no consintió en convivir con el engaño y huye hacia España. Rubén concertó mejor apaño en Madrid con una mujer de baja condición, Francisca Sánchez, la criada analfabeta de la casa del poeta Villaespesa, en la que encontró refugio y dulzura. Con ella viajará a París al comenzar el siglo.
Ruben Dario fue un poeta enamorado, pero a pesar de su carisma de bohemio, nunca encontro a su gran amor. Desde joven su corazón se orientaron irresistiblemente hacia la esbelta muchacha de ojos verdes llamada Rosario Emelina Murillo, en el catálogo de sus pasiones había anotado a una "lejana prima, rubia, bastante bella", tal vez Isabel Swan, y a la trapecista Hortensia Buislay. Ninguna de ellas, sin embargo, le procuraría tantos quebraderos de cabeza como Rosario.
El 12 de Enero de 1890 Rubén contrajo matrimonio con una mujer con la que compartía aficiones literarias, Rafaela Contreras, pero su felicidad se ve ensombrecida por la súbita muerte de su esposa, acaecida el 23 de enero de 1893.
Es en el año 1893 cuando en estado de ebriedad contrae matrimonio obligatoriamente con la joven de sus ilusiones pasadas, Rosario Emelina Murillo, quien le hizo víctima de uno de los más truculentos episodios de su vida en complicidad de su hermano y la que luego recibe las llaves de una ciudad norteamericana en el estado de Ohio. Naturalmente, no consintió en convivir con el engaño y huye hacia España. Rubén concertó mejor apaño en Madrid con una mujer de baja condición, Francisca Sánchez, la criada analfabeta de la casa del poeta Villaespesa, en la que encontró refugio y dulzura. Con ella viajará a París al comenzar el siglo.
Ultimos años
En 1910 viajó a Mexico como miembro de una delegación nicaragüense para conmemorar el centenario de la independencia del país azteca. Sin embargo el dictador mexicano Porfirio Lobos se nego a recibir al poeta. Darío zarpó hacia La Habana, donde, bajo los efectos del alcohol, intentó suicidarse, tal vez a causa del desprecio de que había sido objeto.
Hacia Noviembre de este mismo año regreso a Paris donde siguio siendo corresponsal del diario La Nacion. En el año 1912 Dario acepta una oferta de unos empesarios para dirigir la revista Mundial y Elegancias; y seguidamente partio por America Latina para promocionar las publicaciones. Tras desligarse de dicho contrato, Ruben viaja a Mallorca donde se acentuó el deterioro de su salud mental, debido a su alcoholismo.
En 1914 regresa a Paris y luego se establece en Barcelona y publica su ultima gran obra Canto a la Argentina y otros poemas.
Al estallar la primera guerra mundial; Dario regresa al viejo continente, América. De ahi viaja a Nueva York, posteriormente a Guatemala y por ultimo regresa a su pais natal Nicaragua donde fallece el 6 de Febrero de 1916. .
En 1910 viajó a Mexico como miembro de una delegación nicaragüense para conmemorar el centenario de la independencia del país azteca. Sin embargo el dictador mexicano Porfirio Lobos se nego a recibir al poeta. Darío zarpó hacia La Habana, donde, bajo los efectos del alcohol, intentó suicidarse, tal vez a causa del desprecio de que había sido objeto.
Hacia Noviembre de este mismo año regreso a Paris donde siguio siendo corresponsal del diario La Nacion. En el año 1912 Dario acepta una oferta de unos empesarios para dirigir la revista Mundial y Elegancias; y seguidamente partio por America Latina para promocionar las publicaciones. Tras desligarse de dicho contrato, Ruben viaja a Mallorca donde se acentuó el deterioro de su salud mental, debido a su alcoholismo.
En 1914 regresa a Paris y luego se establece en Barcelona y publica su ultima gran obra Canto a la Argentina y otros poemas.
Al estallar la primera guerra mundial; Dario regresa al viejo continente, América. De ahi viaja a Nueva York, posteriormente a Guatemala y por ultimo regresa a su pais natal Nicaragua donde fallece el 6 de Febrero de 1916. .
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